Lunes 8 de febrero de 2016

 

El torero siempre ha sido considerado como un ser distinto, dotado de un carácter fuerte por ser capaz de jugarse la vida por pura pasión. El público le consagra gran admiración y a través de él, se da cuenta de los verdaderos valores del Toreo que son valor, abnegación, respeto, humildad y grandeza de alma.

La fama del torero puede tener un nivel mundial y alcanzar la gran mayoría de los seres humanos. Numerosos cuadros de artes y oficios, incluyendo los que ni siquiera se hubiera pensado, utilizan la imagen del torero para la publicidad y poner en evidencia los valores de sus empresas que desean promover.     

La imagen del limpiabotas andante con el material correspondiente ha desaparecido por completo en Francia. En cambio, en España, quedan unos que se resisten y que siguen lustrando, con arte y experiencia, los zapatos de los transeúntes.

En Madrid, en Gran Vía, uno de los últimos representantes de este oficio eligió enseñar su afición y su apego al Toreo evidenciando tres fotografías de toreros, una de ellas de Juan Bautista, para mostrar, seguramente, que el Toreo es universal y que no conoce fronteras.

Fotos Administración Juan Bautista